A los 9 años cuando Lily Born visitaba a su abuelo con párkinson observó que derramaba la bebida y encontró una solución simple bien pensada al problema. Con ayuda de su padre creó el prototipo de una taza con tres apoyos y un centro de gravedad bajo para ganar estabilidad. Así nació la Kangaroo Cup, hoy comercializada por la empresa familiar Imagiroo, un ejemplo de diseño inclusivo impulsado por una necesidad familiar.
Tras varios prototipos caseros, empezando por productos de cerámica hasta terminar en una taza de plástico, la versión “irrompible”, la familia organizó campañas de micro mecenazgo para sacar la idea a la venta, la más exitosa, en 2016, recaudó 62.053 dólares con 1.843 patrocinadores, lanzó el producto al mercado.
El novedoso diseño de tres patas “antivuelco” mantiene la taza elevada y estable, facilitando el agarre a personas con temblores u otras dificultades motoras. La idea también atrajo a familias con niños pequeños, convirtiéndose en un producto útil, real y duradero.
Actualmente, la Kangaroo Cup se continúa comercializando y vende miles de unidades al año. Ahora, con 21 años la joven Lily Born, dirige su propia empresa, y no sólo se centra en su exitosa taza también busca nuevas ideas que resuelvan otro tipo de necesidades.